ENCUENTROS EN LISBOA (II)-artículo de Pedro Regojo Otero

Encuentros en Lisboa (II)

Francia es uno de los países fuertes en este panel de empresarios católicos. Parece un contrasentido que en un país que a partir de la Revolución Francesa fue perdiendo su espíritu religioso y se convirtió en un país laico y con intención de hacer desaparecer todo lo religioso, los empresarios franceses se hacen eco del mandato del Papa Francisco diciendo que los católicos tenemos que cooperar y participar con otras religiones para conseguir paliar los grandes males de la sociedad actual: el hambre, la soledad o el odio.

Michel Roy, responsable de Cáritas Internacional, de nacionalidad francesa, y Cécile Renouard, convertida al Islam, colaboran intensamente para integrar a esos millones de musulmanes que trabajan en Francia.

Pero el plato fuerte del congreso estuvo a cargo del norteamericano Randy Lewis, empresario católico que tiene la increíble cifra de trescientos mil empleados. Este americano de sesenta años tiene un hijo con síndrome de Down y se propuso dar trabajo en su empresa a cualquier persona con minusvalía. Su empresa no es industrial, consiste en tener grandes almacenes en todas las ciudades de Norteamérica para dar apoyo logístico a cualquier empresa americana. Su desafío fue inmenso, pues sus mandos se negaban porque bajaría la productividad y la eficacia en el negocio.

Empezó por su almacén en Nueva York y consiguió que la empresa funcionara con un veinticinco por ciento de personas con minusvalía. El resultado fue que, al revés de lo que fuese lógico, se consiguió más productividad y más rentabilidad. El secreto estaba en que estas personas ninguneadas por la sociedad querían demostrar su agradecimiento y se entregaron al cien por cien, obteniendo unos resultados altamente positivos. Se fue extendiendo poco a poco a las demás ciudades norteamericanas y el dueño de la compañía, Randy Lewis, se propuso pasar del veinticinco por ciento de personas minusválidas al cuarenta por ciento. Fue todo un éxito.

Cuando Randy Lewis estuvo de visita en su almacén de San Francisco se fue a comer a la ciudad y vio que tenía sus zapatos no muy limpios y se sentó en un banco y un limpiabotas de mediana edad se los limpió. El limpiabotas le comentó que se iba a jubilar y él le dijo: Si usted no tiene más de cincuenta años ¿cómo se va a jubilar? Y el limpiabotas le contó la siguiente historia: “Mi hijo, con dieciséis años, robó en unos grandes almacenes y lo condenaron a seis meses de cárcel y lo metieron en una prisión con gente mayor, no pudo aguantar la situación y se suicidó a los tres meses de estar en la cárcel. A partir de aquí me moví y creé una asociación en defensa de los reclusos menores de dieciocho años. Movilicé tanta gente que conseguí que el Estado de California hiciese una cárcel para menores”.

Randy Lewis, dirigiéndose a todos nosotros, nos dijo: Ver cómo un simple limpiabotas es capaz de cambiar las normas de un Estado como California. Bonita lección.

La actuación española corrió a cargo de José Luis Mendoza, dueño y creador de la Universidad Católica de Murcia, con veinte mil alumnos.

Mi amigo Pedro y yo tuvimos la suerte de poder estar en la misma mesa en la cena de clausura. Conocimos a su mujer María Dolores (Lola), que le dio catorce hijos, y a su hijo José Luis, al que el padre está preparando para el relevo generacional.

Me explicó José Luis Mendoza que ya estaba formado un protocolo en que pase la propiedad a la Iglesia Católica con el consentimiento de toda la familia.

A las doce del día siguiente nos volvimos y pudimos asistir en Pontevedra en la Virgen Peregrina al funeral de mi amigo Suso Morlán (D.E.P.)

Pedro Regojo Otero

Publicado el 5 de diciembre de 2018-Faro de Vigo

Enlace artículo:  https://www.farodevigo.es/opinion/2018/12/05/encuentros-lisboa-ii/2010897.html

 

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