Encuentros en Lisboa (I)
A las tres de la tarde del jueves día 22 me recogió en mi casa familiar de Redondela mi buen amigo Pedro Matas. Acabábamos de celebrar el cumpleaños de mi hermana Alex. Decidimos dejar su coche en el aparcamiento e ir en el mío que había hecho la revisión hace unos días.
El motivo de ir a Lisboa estaba motivado porque se celebraba en la Universidad Católica de Lisboa el XXVI encuentro de los empresarios católicos de todo el mundo.
Llegamos a las siete y media, hora española, cogimos nuestras credenciales y entramos en el gran auditorio de la universidad, éramos casi mil, había participantes de casi todo el mundo. Pedro y yo representábamos a Galicia y los españoles éramos veinte, encabezados por nuestro presidente Luis Hernando Iturmendi. El congreso lo organizó la anfitriona que era Portugal arropado por miembros de la Santa Sede Romana y los empresarios franceses que llevan muchos años con un colectivo que sobrepasan los tres mil asociados.
El título de este Congreso era “Businness as a noble Vocation”.
La vocación del empresario es una noble vocación. A nivel mundial del mundo libre creamos el ochenta por ciento del empleo. El congreso consistió en la exposición de planes de empleo en varios países del mundo.
El primero en actuar fue un empresario senegalés de unos sesenta años con una estatura muy cerca de los dos metros y con su vestido de gala, una túnica blanca, que parecía un pequeño rey. Mediante unos videos explicó su acción social en Senegal, que las dirigió en dos direcciones: una la educación y otra la sanidad. Muchos senegaleses están disfrutando de una educación de calidad a precios simbólicos. La sanidad pública en Senegal es escasa y la privada muy cara, montó dispensarios en todo Senegal para poder atender a miles de habitantes. Este senegalés se llama Aime Sené, presidente de los empresarios católicos del Senegal. En la clausura del sábado recibió un premio por la labor por el bien común en su país.
El congreso lo inauguró el portugués Joao Pedro Tabarés como anfitrión y el chileno Rolando Medeiros como el presidente de todos los empresarios católicos del mundo.
A continuación, hubo otra mesa redonda en la que destacó la figura de Pak Djisman, representante de Indonesia importante promotor de viviendas y nos enseñó mediante unos videos su lucha contra el chabolismo. Aparecía un video con un barrio inmenso de chabolas y otro video con una urbanización sencilla donde estaban ya instalados los de las chabolas.
Más tarde en otra mesa redonda, estaba J O Halem que representaba al Líbano. Expuso que el Líbano es una nación democrática árabe y católica con cuatro millones de habitantes y tenemos más de tres millones de emigrantes escapados de Palestina y Siria fundamentalmente; dijo “Para que entendáis el gran problema que nos encontramos en Líbano imaginaros que aquí en Portugal con once millones de habitantes os inundaran ocho millones de emigrantes”. J.O. Halem estaba indignado porque países vecinos con un potencial económico enorme como Arabia Saudita, estos inmigrantes no pedían asilo político. Estos inmigrantes salían de un infierno y querían ir a un país libre y democrático como es el Líbano.
Hace cincuenta y dos años yo estuve en el Líbano en mi viaje de novios, camino de Jerusalén. Ya existían campos de refugiados oriundos de Palestina, pero no llegaban al millón de refugiados. Hoy son tres millones y menudo problema.
Más tarde actuó el representante de Paraguay Martin Burt, aportó una idea muy realista y humanitaria: cuando se habla de ayudar a una persona no hay que olvidarse de ayudar también a su familia directa que pueden ser cinco o seis personas. El congreso duró tres días y lo más fascinante y prodigioso lo expondré en la segunda parte de mi Encuentro en Lisboa (II).
Pedro Regojo Otero
Publicado el 4 de diciembre de 2018-Faro de Vigo
Enlace artículo: https://www.farodevigo.es/opinion/2018/12/04/encuentros-lisboa-i/2010238.html
