ARTÍCULOS HISTÓRICOS DE ASE DE ACTUALIDAD: LA ÉTICA COMO ELEMENTO DETERMINANTE DEL ÉXITO EMPRESARIAL

Uno de los muchos artículos históricos de ASE de plena actualidad, es el escrito por Ignacio Hernando de Larramendi, padre de nuestro actual presidente Luis Hernando de Larramendi, que fue presidente de la Fundación MAPFRE América y Presidente de la Corporación MAPFRE, sobre LA ÉTICA COMO ELEMENTO DETERMINANTE DEL ÉXITO EMPRESARIAL.

Ofrecemos aquí un extracto de los aspectos más relevantes del mismo.

“Está últimamente de moda hablar de ética, sobre todo de la empresa.  Late la idea de que la aplicación rígida de la ética es un lastre para la acción empresarial.

Hasta hace poco tiempo las grandes escuelas de negocio, en sus diferentes variedades y objetivos, olvidaban la ética, y al parecer no creían que era necesaria para formar hombres de empresa y hombres para la empresa.

Mi punto de vista e hipótesis de trabajo es que “con ética no sólo es posible el éxito de una “gran empresa”, sino que es indispensable, frente a sistemas de “pelotazo”, enriquecimiento y abuso de la función directiva”.

Se cree, erróneamente, que la ética no se compagina con la divulgación a corto plazo de resultados todos los trimestres o todos los años, en que se refleja pronto una actuación económica equivocada, pues lo que vale es “triunfar”, ganar más dinero o “derrotar al adversario”, caiga quien caiga, sin misericordia y con “terror” al fracaso.  Se admite que un directivo tenga criterios éticos, pero sólo de modo intimo personal, y si repercute negativamente en la evolución de su propia carrera, ése será “su problema”.

Hay que distinguir entre ética de dirigentes y ética de empresa.  La de dirigentes afecta a la actuación y conducta de cada persona con área de poder y responsabilidad en la empresa.  De ella se derivan la dignidad y el honor, vanas palabras actuales.  Los dirigentes es posible que subordinen los intereses colectivos de la empresa a los suyos propios personales; si esto es imitado por el resto de colegas y de empleados, puede afectar a la estabilidad y equilibrio empresarial.

También quiero decir que, aunque los valores espirituales y religiosos no sólo están ignorados sino casi prohibidos, el análisis de la corrupción en todas sus manifestaciones debe ser tema preferente de cualquier carrera empresarial, y hasta de la enseñanza media, que ya que no se profundiza en las causas -parece que son anticonstitucionales-, al menos que no se ignoren los efectos.  Las instituciones académicas deberán conocer el alcance de la corrupción y reflexionar sobre los problemas a que conducen algunas actuaciones.

Las conductas individuales influyen en una “ética colectiva”, que acaba adquiriendo vida propia hasta crear una clase ética (o ausencia de ella), que afecta al modo de actuar de una empresa y a su cultura, aun con objetivos que también pueden ser opuestos al interés general.

El ambiente ético es indispensable para crear y mantener una “cultura de gran empresa”.  No se puede ser grande y estable sin alguna característica cultural propia, y ésta no es posible sin principios éticos.

En mi opinión cualquier diseño de empresa que no tenga en cuenta la ética conducirá al fracaso.  Toda empresa implica riesgo, posibilidad de error humano, y está afectada por los flujos de la actividad libre y competitiva.  Pero la gestión con preocupación ética facilita el equilibrio y la permanencia en un mercado no protegido, y esto se debe dar a conocer a sus futuros dirigentes empresariales, altos o bajos, y tenerse en cuenta en cualquier diseño teórico de gestión de empresa, aunque sean muy diferentes entre sí, pues unas se crean paulatinamente, con gestión continuada dentro de su propio entorno operacional; otras surgen por reordenación de una situación anterior, con renovación de estructuras y riesgos de desaparición por errores o alguna clase de traumas; algunas operan en actividades de servicios con contenido casi inevitable monopolístico; bastantes son sólo “negocios” con alto riesgo especulativo, que a veces sedimentan en actividad estable; y por último, existen los intermediarios financieros, o de otra clase, con características propias y acción muy personal de sus directivos.

Para terminar me atrevo a hacer algunas consideraciones para las empresas susceptibles de influir y dar ejemplo, teniendo en cuenta que el ambiente social de estos años, en que la sociedad quiere ignorar ética y valores espirituales, es una realidad que necesita afrontar la empresa, que necesita ideas claras de lo que es una conducta ética, que no se enseña en las instituciones educativas.

  1. Admitir que un integrante de la conducta ética es la “verdad” en sus actuaciones, o sea la máxima transparencia, sin la que no cabe ni cultura de empresa, ni adhesión real de trabajadores y clientes.7
  2. Dar a conocer a los que se incorporen y a los colaboradores sus principios y normas de actuación, escritas o no.
  3. Utilizar la experiencia de casos propios y ajenos de corrupción, para impedir que se repitan y para divulgar necesidades éticas.
  4. Aprovechar el ejemplo de sus dirigentes, como muestra de lo que la empresa considera como conducta ideal de todos.”

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