LA PERSONA EN EL CENTRO DE LA REVOLUCIÓN 4.0-artículo de Santiago Pangua Cerrillo

La persona en el centro de la revolución 4.0

Si bien las distintas revoluciones industriales que han tenido lugar nos han proporcionado multitud de productos y servicios, siendo notables los avances conseguidos en los campos de la automoción, la medicina, los fármacos, las comunicaciones…, no han servido para crear una sociedad de vida, ya que millones de personas mueren como consecuencia de accidentes, guerras, violencia, hambre, desastres naturales y suicidios. No ha servido tampoco para alcanzar la paz en el mundo, todo lo contrario, vivimos una inestabilidad preocupante y un avance sin precedentes en la capacidad destructiva del potencial bélico. No han servido tampoco para el avance real de la justicia, en algo tan básico con dar a cada uno lo suyo, no somos capaces de encontrar el marco idóneo a pesar de que nuestras legislaciones siguen dirigidas hacia la complejidad absoluta, no logran poner orden para la erradicación de la pobreza, que condena a millones personas.

Está claro que las revoluciones industriales nos han desarrollado en lo material, pero en lo espiritual nos hemos enfriado, incluso podemos decir que hemos empeorado, basta con observar la falta de cuidado y respecto que tenemos por la naturaleza, o la soledad en la que viven miles de personas cuando por la edad, la enfermedad, o la situación económica quedan fuera del sistema. Como bien dijo Benedicto XVI, “la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos”.

Las revoluciones industriales han dado lugar a gravísimas situaciones en cuestión social por los cambios rápidos que conllevan y las dificultades de adaptación social. A finales de siglo XIX, el Papa León XIII expuso la Enciclica Rerum Novarum, sobre las cosas nuevas, iniciando así la Doctrina Social de la Iglesia que ha sido continuada por sus sucesores, proporcionando un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad, basados en el Evangelio y la justicia social, que solo puede obtenerse respetando la dignidad trascendente del hombre y la mujer, pienso que vale la pena conocerla y aplicarla.

Nos encontramos ya en la revolución 4.0., la digitalización de los procesos industriales, la optimización de recursos y las nuevas metodologías comerciales, están cambiando notablemente las formas de trabajo y los modelos de negocio, pero es necesario saber si a dicha revolución le pondremos un  “corazón” capaz de poner en el centro al hombre y la mujer, o será otra revolución más que siga llenándonos de materiales eliminado nuestra espiritualidad que nos da fuerza y motivación para trabajar por la protección de la vida, la paz, la justicia, el cuidado de la naturaleza y la belleza.

Santiago Pangua Cerrillo

Diario de Navarra

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