Un compromiso concreto también del mundo económico en contra de la oprimente pobreza, la creciente desigualdad entre las personas, la exclusión social y la degradación ambiental. El cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo pontificio Justicia y paz, al intervenir el 6 de febrero en la London School of Economics and Political Science (LSE), se hizo intérprete de estos deseos del Papa Francisco.
El purpurado intervino en el que se considera como uno de los más prestigiosos ateneos del mundo –sobre todo para las ciencias sociales– el cual, en colaboración con la capellanía universitaria (higher education chaplaincy) de la archidiócesis de Westminster, organizó un fórum interreligioso.
Al basarse en la premisa de que «la economía no es una zona que está libre de la ética», porque «los agentes de la economía son también agentes morales», el cardenal Turkson afirmó que la globalización hay que entenderla no sólo como «interdependencia de numerosas realidades humanas», sino también como «globalización del bien común». Y al respecto lanzó un llamamiento a fin de que los «principios fundamentales como la dignidad humana y la inclusión no sean considerados como un mero accesorio», sino que constituyan el incentivo para la búsqueda de una «economía nueva, inclusiva y sostenible», que tome en cuenta indicadores capaces de medir «el auténtico progreso hacia el desarrollo integral» e incluyan a todos los agentes de la sociedad, incluida la Iglesia.
